sábado, 14 de abril de 2012

Anduvo gris el día,
no tuvo color la atardecida
y en el silencio de la noche
se convidaron las almas al descanso

¡Perpleja está la luna!
al ver tus rosas blancas perfumadas;
quizá el rocío de la noche
bañó por la mañana su hermosura

Tenues rayos de sol
atraviesan las ventanas de las nubes,
salpicando de color
los campos y los sueños de la vida.

En qué senda dejaste tu destino al azar
y no a la razón y al pensamiento,
las flores de tu risa
se olvidaron del embrujo de la noche
y dejaste marchitar tu lozanía.

Sin rumbo, sin prisa, esperando un amor
que nació para el olvido.

Con el otoño dorado
se deshojaron tus rosas
tan frescas, tan lozanas,
que antaño la primavera
te envidiaran con tu imagen.

Y te han vestido los años
con el velo del recuerdo,
la nostalgia de los días
y el fugaz roce de un beso

En el espejo del río
te asomas para mirarte,
con un jazmín en el pelo,
una sonrisa en los labios
y el recuerdo de un te quiero.

Aquel que no pronunciaste
aquella tarde mayo,
hace tanto, tanto tiempo...
que ya se ajaron las rosas
y los jazmines de plata
que nacen de tus cabellos.

Y en el espejo del río,
se dibuja y serpentea
tu figura y tu silencio
y el eco del viento lleva
el sonido de un ... te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario